Wednesday, November 17, 2010

El encargo

                                                  ( Foto tomada de la Internet )

Casi siempre la realidad supera la ficción. A esa conclusión he llegado después de encontrarme ante diferentes circunstancias en la vida que bien pudieron haber sido buenos guiones de películas. Y hablando de
ellas, razón tenía el fallecido director de cine cubano Tomás Gutiérrez Alea cuando escribió el guión de aquella genial película Los Sobrevivientes, que se filmó en 1979. Algunas de sus escenas, después de 31 años, bien pudieran repetirse todavía en la realidad, como es el caso del envío de las cenizas de la abuela fallecida desde Miami a la Habana en sobrecitos de sopa, por lo que la familia en La Habana terminan bebiéndose a la difunta.
Recientemente en un grupo de amigos salió a relucir el cuento de una señora que deseaba viajar a ver a sus hijos a Cuba. Al ver como se disparan los precios de los pasajes por estos meses (un pasaje a Cuba viene a costar lo mismo que cinco veces ida y vuelta a Europa), la señora aceptó el encargo de los familiares de un muerto para que llevara las cenizas del difunto y las entregara a los familiares en Cuba. El "salario" por el encargo todavía no suplía los gastos del pasaje, entonces la pobre viejita determina ponerse a vender las libras de ropa permitidas por la aduana de Cuba.
Vendidas las libras y recogido el dinero sólo le quedaban espacio para 10 libras, que eran justamente lo que pesaban las cenizas del difunto. Con la imaginación que tenemos los cubanos, no me extrañaría si la señora utilizara el viejo recurso recreado por Tomás en su película.

Monday, November 15, 2010

Segunda opinión

No pretendo que este blog se convierta en un libro abierto de mis problemas personales, solo lo justifica la posibilidad de que a mi historia alguien le pueda sacar algún tipo de provecho, ya sea una carcajada, una reflexión o alguna ayuda de cualquier tipo. Dejando a un lado esta introducción que más sabe a justificación de pacotilla, la historia comienza hace dos años y medios atrás cuando en un empeño por lucir anatomicamente un cuerpo normal busqué la ayuda profesional de uno de los mejores cirujanos urólogos de la Universidad de Miami. Me aquejaba una condicion muy frecuente en los varones que se llama Varicoceles Izquierda o, como en mi caso particular, Hidroceles, lo cual significa acumulación en el testículo de agua, causada por una incapacidad del organismo de eliminar todo el liquido y el sobrante va a parar allí. Algo así como un pozo o una alcantarilla. De dicha afección ya me había operado hacía justamente 10 años en un Hospital en La Habana.
El famoso urólogo con muchísimos años de experiencia (dato importante: el especialista sobrepasaba los 70 años) dibujó el interior de mi testiculo en un papel y me convenció de que aunque me operara el izquierdo siempre se vería más grande que el derecho. De aquella consulta salí con mi amigo William convencido de que no era necesaria la operación y que mi destino sería lucir un traje de baño más abultado de un lado que del otro.
Pasó un año entero y al hacer un contrato en un gimnasio para hacer ejercicios, a los cuantos meses ya era demasiado evidente el aumento de tamaño de mi testiculo izquierdo con respecto a la miniatura del derecho. No sé en ese momento cuál de los dos me daba más lástima. si el grande o el chiquito, que estaba siendo desplazado por su hermano.
Un día en los que a uno les vienen esos pensamientos de repente y que son de muy buen provecho porque suelen solucionarlo todo me pregunto: ¿por qué los transexuales se pueden construir una vagina partiendo de su pene y les queda bien? ¿Por qué las lesbianas se pueden tambien cambiar el sexo y de una vagina hacerse un pene? ¿Por qué hay tantas opciones para los senos de las mujeres, se los agrandan cuanto quieran y se los disminuyen, se hacen pinzas etc...? Entonces, ¿por qué tengo que estar condenado yo soportar el peso de un gigante testiculo acumulador de cuanta agua sobra en mi organismo? No es justo, me dije y consulté a mi buen amigo y excelente médico de medicina general Dr Jorge L Diaz DO. Excelente amigo y excelente profesional que me dijo: "NO....NO....NO... usted tiene que operarse ya mismo. No vas a ir a la playa con esa barbaridad entre las piernas" y me remitió al que sería mi segunda opinión: el doctor especialista en urología Fernando Bianco. El mismo día de la consulta me dijo: "te tienes que operar y estás programado para dentro de dos semanas. Hazte el ultrasonido este y estos analisis y nos vemos en el hospital el día de la operación". Mi única pregunta fue: doctor, ¿los dos me van a quedar iguales? Su respuesta fue definitiva:  Claro que si. Ha pasado de eso ya un año y medio y estoy contento de haber seguido las instrucciones de esos dos brillantes doctores, pues hoy voy por la vida contento de tener dos testículos gemelos, idénticos.

El mismo día de mi operación también se operaba de la misma afección un padre de familia que en espera de un seguro médico que le cubriera dicha cirugia, había acumulado 10 litros de agua en su testículo izquierdo. Su familia, hijos, esposa y nietos estaban allí acompañándolo, en el que sería el fin de una pesada carga.

Thursday, November 11, 2010

Las acomodadoras

Ayer, conversando con Betsy, camino a ver el último ensayo de Turandot, (donde, por cierto, Elizabeth Caballero se llevó la gran ovación por su magistral interpretación de la Liu), se me ocurrió sacar una linterna que traía en el carro, le alumbré la cara y dije que yo haría el papel de acomodadora. Ella me preguntó qué cosa era una acomodadora, pues nunca ha estado en un cine en Cuba.
Contándole, me transporté a mi infancia y juventud, al viejo cine "Salon Rosa" en el Cotorro. Allí la acomodadora era una señora que de toda la vida ocupó esa plaza.  La recuerdo maquillada muy meticulosamente. Se podía sentir el olor del polvo del maquillaje cuando uno caminaba detrás de ella rumbo al asiento que ella te encontraba, su pelo impecable, recogido en un moño francés... Casi siempre estaba vestida de negro a la entrada de la sala de proyecciones, a la espera de los que compraban los boletos.
La mayoría de estas acomodadoras eran mujeres muy educadas y dedicadas a su  labor. Andaban siempre muy calladas y con su linterna alumbraban casi siempre a los pies y localizaban el asiento. Se desplazaban tratando de hacer el menor ruido posible. Uno se daba cuenta de la importancia le de su trabajo en cines grandes, sobre todo cuando estaban llenos. Creo que en algún momento quise hacer ese trabajo, me imaginaba viendo la misma película todas las veces que la proyectaran.  Hasta podría aprendérmelas de memoria, imitar los personajes que me gustaran, vivir en esas imágenes por un tiempo, y hasta viajar a través del cine. Betsy, al final de mi explicación, me dijo solamente tres palabras:  ¡Oh, qué dulce!, un homenaje a ellas y a lo que todavía hacen en los cines de Cuba.

Tuesday, November 9, 2010

La manicurista

Las manicuristas cubanas se diferencian del resto de las del mundo en que además de hacer su minucioso trabajo de cuidado en las uñas, algunas son expertas psicólogas, otras recetan viejos remedios aprendidos durante su larga carrera, o te adivinan el presente o el futuro segun ellas tengan el día. Una manicurista en un pequeño reparto viene a ser la sustituta del cura de la iglesia, pero lo malo de estas es que no tienen como regla mantener la confesión en secreto: una vez que se les ha dicho algo corres el peligro de que todo el mundo se entere, pero aún así la gente prefiere una manicurista para confesar sus pecados que a un cura, y de paso te deja las uñas bonitas.
Toda regla tiene su excepción, claro, no quiero afirmar que todas son iguales, lo que sí tienen todas en común es lo meticulosas que son a la hora de realizar su trabajo.
Hoy me voy a referir a una en específico, una mujer a la cual la vida le cambió en algún momento en el que yo intervine, y, como decimos los cubanos, estas historias sencillas de gente noble y trabajadora suelen ser en algunas ocasiones más intensas de lo que uno se pueda imaginar.

Xiomara es la última hija de uno de los matrimonios más viejos de mi antiguo reparto, ambos fallecidos ya, fueron criando a sus hijas con la estricta educación en la que en tiempos pasados se educaban a los hijos. Que después la crianza se resquebrajara, ya no era culpa de ellos.
La muchacha era una mulata al estilo de Cecilia Valdés cuando Raúl, un León etiope que llegaba de la guerra en Angola, era lo más grande por ser internacionalista. (Recién llegado de aquel país lejano que quedaba en Africa, un continente del cual solo sabíamos que habían muchos negros, leones y elefantes, mi hermano y el actual esposo de mi tia Mayda eran lo más grande en Loteria por entonces).
La mulata no se resistió a los brazos del león y a la cama llegaron. La matriarca de la familia descubriria rápidamente en la cara de su hija la pérdida de su virginidad. Sin pensarlo demasiado la boda se efectuaria lo más rápido posible antes de que se le notara la barriga a la joven. Caso identico pasó en mi familia ya que mi tía se casó embarazada tambien con el otro internacionalista de cuya unión nació mi prima Yenisset.
Los primeros años de cualquier matrimonio suelen ser muy buenos, y en el caso de ellos me imagino que haya sido así., aunque Xiomara, en su desesperado amor por Raúl, al parecer temía que este la dejase y se fue a ver a la santera mayor del pueblo, cuya hija a la que todos llamaban comino por lo flaquita que era, intercedió ante su madre por Xiomara y mi tia para, para que ambas les hicieran un amarre a sus esposos.
Pasados muchos, muchos años después, cunado Xiomara tenía 37 años, yo llegaría a su vida por casualidad, porque hasta entonces nunca fuimos amigos. La pobre Xiomara trabajaba los siete dias de la semana desde las 8 a.m. hasta el oscurecer quitándole las cutículas a las mujeres desesperadas de Lotería
Allí cada una contaba sus historias a la mulata que se pasaba el día encorvada para realizar su trabajo. Un día, despúes de que ella terminó, estábamos sentados en el portal de su casa cuando me dijo que desde hacía como 10 años ella no veía pasar las guaguas, que las últimas que había visto pasar eran aquellas azules de marca Leyland que hacia tiempo se habían "extinguido". Yo me quedé perplejo y mi reacción fue inmediata. Mañana mismo te llevo yo a verlas, le dije...
Así fue que nos lanzamos a la calle a ver las guaguas pasar. Fue entonces cuando lo supe todo. Yo me había convertido en el mejor amigo de la manicurista en ese momento, pues nadie absolutamente nadie en tantos años se habia preocupado por ella. Fue así que comenzó contándome lo del amarre de ella y mi tía a sus esposos. El de ella en cuestión se trataba de coleccionar algunas pertenencias un poco privadas de Raúl, ya ustedes se imaginarán, no hace falta que yo lo diga aquí, pues yo soy muy fino y jamás revelaría cuestiones de esa intimidad... No, no, me da muchísima pena. Bueno esas cositas recolectadas, ella las debía meter en un pomo cerrado y enterrarlo en el patio de la casa. El tiempo pasó, el amor de ella por Raul se acabó y cuando quiso divorciarse de él, ni atrás ni alante él se iba de la casa.
El favor de su nuevo amigo, en este caso yo, un servidor, consistía en ayudar a desenterrar el pomo que Xiomara ya ni se acordaba en que parte del patio había escondido. La búsqueda comenzó al dia siguiente (no me dirán que a todos nos gusta buscar algo escondido), nos pasamos días enteros buscando y del pomo nada, la tierra del patio iba de un lado a otro, fingíamos sembrar plantas, y del pomo nada. Xiomara desde ese día comenzó a salir, se montaba en la guagua para irse a la Habana en busca de pinturas de uñas bonitas, y no había quién le pusiera freno a sus patas. Y el pobre Raúl cada día más encerrado en la casa.
No sé bien si estas cuestiones de amarres en verdad funcionan, lo que sí estoy seguro es que nada más hace falta que llegue alguien y te muestre el camino para que tú lo sigas. Por eso siempre me he sentido un poco responsable del desenfreno de mi amiga, que sigue sin frenos en las patas. Y a Raúl no hay quien lo saque del cuarto. Historia pasada que aún es parte de nuestros días.

Thursday, November 4, 2010

Observados

He cumplido una larga promesa, de las que abundan en mi familia y que hacemos por motivos inverosímiles. En diciembre llegará el día en que me cortaré el pelo y para entonces ya he buscado diferentes cortes de cabello.

En ese empeño busqué una foto del actor inglés Bern Barnes para mostrársela a mi peluquera, pues al final del año quisiera llevar el cabello como él. Lo que he conseguido es que a mi correo electrónico ahora me lleguen mensajes con ofertas de todo tipo para conocer personas... son tan risibles que a continuación las enumero: Love &seek-dating for christian singles, Asian singles by Elm -search leading asian singles dating, Speed date -tired of the dating scene?-try onli, Match -see profile of local singles in Hialeah... Es el colmo, ¿cómo me ubicaron? Quizás al actor britanico lo tienen de modelo en una de esas páginas y ahi metí yo el dedo, ahora saben hasta el lugar desde dobnde hice la búsqueda.

(Eso no basta, me escribo con una amiga psicóloga y a los pocos minutos, recibo correos preguntandome ¿está usted deprimido?, bla, bla, bla...

Un amigo fue cogido in fraganti a las 12 y 30 de la madrugada en el carro de su pareja que se encontraba de viaje por asuntos de trabajo. A los pocos días de su regreso, ella recibe una notificación de una multa de tráfico por el valor de $157, por causa de no haber parado en la luz cuando estaba en roja para hacer una derecha. En la notificación le informan la dirección del sitio en Internet donde se puede ver el video de su falta, y le adjuntan tres fotos con la matrícula del carro. Mi amiga quedó muy confundida, pues ese día ella se encontraba a millas de distancia del lugar. Claro, eso no había que resolverlo en corte sino en casa.

En ciertos puntos de la ciudad han puesto estas cámaras que te vigilan todo el tiempo, yo me aprendo de memoria los lugares donde las han instalado y no me da la gana de pasar por ahí. Tengo amigos que no usan los GPS por el simple hecho de no sentirse vigilados desde el satélite y madres que monitorean a sus hijos con esos aparatos.

Otra amiga me cuenta de avionetas plateadas sin ningún símbolo que las identifique, cuyo papel es sobrevolar la ciudad para detectar en las conversaciones por celulares ciertas palabras y a partir de ahí, monitorear la conversación.

Cuando entro en esos edificios en los que el guardia de seguridad controla el elevador, aprovecho y hago de las mías: lo que se me ocurra, lo mismo ejercicios yoga, que baile en puntas de El lago de los cisnes. Al salir noto la mirada risueña del tipo y me alegro de haberle hecho pasar un rato entretenido en su largo día de labor.

Ayer fue el colmo: al finalizar la competencia de disfraces en una celebración de Halloween, la moderadora advirtió de las camaras en los semáforos, en una fiesta donde solo se habia servido agua. 

La paranoia de la persecución está en todas partes, hasta los amigos más tranquilos y que nunca salen de su casa pues trabajan desde ellas, hablan en algún momento de lo controlados que estamos. Este es un tema del que no me gusta hablar en reuniones de amigos, pero cada día está más presente en la mente de las personas. Yo prefiero ignorar que están ahí. Ignorar que me observan y divertirme, que la vida es una sola y pasa muy rápidamente. Yo voy a mi aire, como me da la gana, nunca dejaría mi placer de sentirme libre y el placer de mi intimidad cuando camino, solo con mis pensamientos. Estoy seguro de que el dia en que puedan monitorear tambien los pensamientos, con los míos se van a divertir muchísimo.

Wednesday, November 3, 2010

Sube la gasolina y bajan las flores


A $ 2.99 estaba anunciando el tipo bajo la llovizna su venta de ramos de rosas en la esquina de Lejeune y la 7 calle del NW. Del otro lado la gasolinera Shell anunciaba en sus anuncios luminicos la gasolina a $ 3.29 el galón. Es risible cómo las cosas se devalúan en condiciones especiales de la economía, cuando un ramo de rosas costaba $10 dólares y uno solo cuando podía se daba el gusto de comprar un ramo para adornar la casa, pero eso no era cosa de todos los dias. Muertas las rosas, a guardar el jarrón.

Hoy están a tres pesos y aquel tipo tal parecía que se tendría que marchar a su casa con su cubo lleno de aquellos ramos, pues ya estaba oscureciendo y nadie se los compraba. A dólar se van a poner... pensé yo en ese momento. Los románticos en ese sentido ahora la tenemos más facil pues nos sale muchísimo más barato comprar esas bellas rosas que alegran la vida en casa, o podemos hacer ese regalo que un día fue algo muy exclusivo: una orquídea. Variedades increibles de orquídeas, cuyos precios solo los pagaban las personas muy exquisitas, hoy han bajado a 2 por 10. Esta es la época de quedar bien a la hora de regalar, o mejor, a la hora de enamorar a alguien.

Así de caprichosa se me torna la vida. Cuando más jodida está la cosa, es cuando más baratas están las cosas que la adornan... Porque la gasolina aquí es necesaria pero no hace bella la vida.  Bueno, sí bastante comoda.

Recuerdo que cuando la hermana de mi amiga Daysi llegó de Cuba, yo hice mi sacrificio y le regalé su ramo de flores para esperar a su hermana en el aeropuerto, de eso van a ser ya como cuatro años. A ella siempre le gusta esperar a sus familiares con flores y dulces de tres leches, que también han subido porque ya son de cuatro leches. Ella particularmente es muy lechera, pero eso prefiero dejarlo para otro momento.

¿Quién puede con las cosas de la vida? Nadie, nadie puede. Ella se torna caprichosa y nosotros somos los que nos tenemos que adaptar a los cambios, que al parecer serán muchos.

Tuesday, November 2, 2010

The Cinderella history


Él le había prometido su amor eterno.  Soñaban con una boda en un gran salón lleno de luces y chandeliers. La llevó al frío a conocer a sus padres que sólo sabían cazar animales con escopetas largas cuando llegaba el verano. En una ocasión bajaron al sur de la Florida a visitar a su hijo. Él no sé bien por qué había decidido venir a vivir a estos lares llenos de mosquitos.  Pero su mudada parecía definitiva, pues se trajo con él el juego de cuarto del niño de la pelicula ET que sus padres le habían regalado en su infancia. Sus padres es posible que tengan buena puntería, pero de geografia no saben mucho, pues la muchacha, aunque nacida en los Estados Unidos, les decía que era de origen cubano y ellos no sabían que Cuba era una isla, y no lo dudo, qué van a saber ellos de geografía.

Ella vivió para él por casi siete años, esperando la ansiada boda, la que ya estaba prometida... La rutina diaria de las comidas caseras, la vida en conjunto, la alejaron de su familia y del cuidado de su cuerpo. Llegó a engordar por lo menos sesenta libras por encima de su peso normal. Cuando la historia parecía de rosas, por poco la matan las espinas: él le dijo que no la quería y que se tenía que mudar de vuelta a la casa de sus padres.  Esa separación la sumió en una gran depresión.

Pero el tiempo se ocupa de todo y cuando menos uno se lo imagina, ve a lo lejos un rayito de sol.

Ella volvió a su peso normal y a su belleza. Y esa sonrisa que quizás ahora él extraña, pero que ya no será suya otra vez. Ella encontró nuevamente el amor y esta vez la boda sí fue llena de luz, a pleno día, con el sol alumbrando su cuerpo. Se veía feliz, todo a su alrededor era verde. No pudo haber escogido mejor lugar que el aire libre para unirse en amor con su nuevo hombre, hasta la eternidad.

Monday, November 1, 2010

Si solo de cruzar el mar se tratara

Era viernes, ocho de la noche y salí al receso de un curso de peluquería que nunca terminé. Saqué la tarjeta que siempre compro para llamar por teléfono a mi madre, como cada viernes desde que en el 2001 los terroristas tumbaran las torres gemelas de New York (nunca nos hemos recuperado de ese dia tan gris mi madre y yo). La acostumbré semanalmente a esas llamadas que mitigan su ansiedad. Este viernes la conversación me dejó en shock. Mi hermano se había sacado el sorteo de la loteria de visas y ella y él querían mi opinión acerca de que si él debería venir o no. De sobra sabía que sería fatal para él adaptarse a esta sociedad con particularidades y normas muy diferentes a las que estábamos acostumbrados.

Me sentí entonces con una gran carga. ¿Cómo decidir el destino de alguien, aunque sea un hermano? Jamás he hablado con mi familia ni amigos de triunfos o glorias; esas y mis melancolías me las he guardado para mí, aunque otros hayan sufrido sus consecuencias y les agradezco por haber estado ahí, por no juzgarme, eso sobre todo. Pero por otra parte comprendía su deseo de salirse de la perpetua autoridad de nuestro padre. Eso bien merecía cualquier sacrificio. Como lo hice yo en un momento de mi vida en que Esteban no me ofrecía otra alternativa.

El creía que con solo alzar la mano alcanzaría los frutos maravillosos que endulzan el alma, se había acostumbrado demasiado a los dulces placeres de la tierra...como dice un poeta del cual olvidé el nombre,


En una ocasión, varios meses después de que él llegara y viviera los avatares que vive el que sale de su país y se aleja de su familia y amigos (y avatar para nosotros los cubanos no es lo mismo que para  James Cameron, si nos hubiese preguntado a nosotros su película sería diferente, aunque seguro que en su guión lo asesoró una vegetariana... y que me perdonen los vegetarianos, no tengo nada en contra de ellos, solo que ellos no saben lo que son "los avatares de la vida", creo que ser vegetariano muchas veces te eleva a un nivel alejado de los horrores de la tierra...)

Dejando a un lado al cineasta y a la supuesta vegetariana, en una ocasión mi hermano y yo nos encontramos como si fuésemos dos extraños. (Casi somos dos extraños). Con los ojos llenos de lágrimas me decía que aquí él habia aprendido a quererme a mí y a mis padres, desde que llegó a este país. Desde el primer día estaba destinado a regresar, él jamás se acostumbraría a un estilo de vida tan diferente al que él llevaba en Cuba. Era cuestión de tiempo. Ha sido valiente y ha tomado decisiones importantes en poco tiempo. Hoy acompaña a mis padres y no tiene la menor intención de regresar. Ojalá pudiera quedarse y ser felíz, allá en su barrio querido. Ojalá ahora supiera valorar el amor, la fe, la mano del amigo, la taza de café, el sol cuando sale en la mañana, todo eso que creía que había perdido.