Wednesday, August 25, 2010

Al que no quiere caldo...

La conocí  hace un par de años. Para ella, desde hacía mucho tiempo, Latinoamérica no existía (y qué decir de Cuba). Fue una muchachita universitaria que diariamente cruzaba la bahía de La Habana en la lancha que la trasladaba de la universidad a su Regla natal. Pero esos eran solo recuerdos que mantenía muy bien alejados. Nunca, en todos estos años, ha mencionado ese pasado que enterró al cruzar el Golfo de México en una lancha, cuando el Mariel. Se convirtió en toda una ejecutiva bancaria (a pesar de su mal inglés) y para cuando yo la conocí, odiaba férreamente a todos los cubanos que llegaban de Cuba después del éxodo en el que salió ella. Recuerdo como si fuera hoy mismo la conversación en un restaurante. Hablábamos de música.  Yo le decía que la cultura es universal y uno puede disfrutar plenamente un buen concierto de Ricardo Arjona o Juanes, aunque de paso trate de olvidar sus raíces... El hecho de escuchar música latina no la iba a acercar necesariamente a la Isla que había querido olvidar...
Para no hacer muy larga esta historia de sueños y frustraciones, la eficiente ejecutiva ha sido despedida de su trabajo a una edad que supera los cincuenta. Uno no se alegra de las desgracias ajenas, todo lo contrario, aprende de ellas. De lo que sí estoy seguro es de que uno no puede estar cerrado a futuros posibles. Ella lo ha comprendido a esta edad. Ahora esta viendo la posibilidad de retirarse en algun país como Ecuador, Uruguay o Guatemala. Yo me la imagino escondida en el baño de su apartamento, escuchando finalmente a Pimpinella.

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