Tuesday, August 31, 2010

El espíritu inefable de dos mujeres


Supe que esta divina mujer existía cuando entré en el alucinante mundo de Sandra Carbajal Cáseres, o simplemente Sandra, como ella misma firma sus cartas.  El mundo interior de esta mujer y sus dos hijas es tan fantástico como cualquier película de Tim Burton. Allí en su pequeña casita del barrio de Alturas de Lotería, en el Cotorro, Sandra creó una atmósfera que absorbía a todos los que sentíamos la necesidad de salirnos de lo cotidiano y estar dispuestos a soñar, y de vez en cuando hacer conscientemente el ridículo.

Recuerdo sus tertulias debajo del frondoso flamboyán que dominaba casi todo el patio, y las infusiones de té que ella misma preparaba con las florecillas que recogía de jardines aledaños a su casa, costumbre que había adoptado de la familia real inglesa, al sentirse fuertemente identificada con la Princesa Diana de Gales. La princesa había causado tanto impacto en mi amiga que la imitaba en todo: en el modo de caminar y de usar las carteras tipo sobre, en el corte de pelo y peinados, y además afirmaba que ella y la princesa tenían muchas cosas más en común que el aspecto fisico, como que ambas se sentían abandonadas por sus respectivos esposos, ninguna de las dos fueron buenas estudiantes y a las dos les encantaba la natación y el buceo, que ambas eran de personalidades inestables y en algún momento las dos consideraron la posibilidad de estudiar ballet.  Datos todo encontrados por Sandra en revistas Vanidades que alquilaba por el precio de dos pesos y que después devolvía sin las páginas donde aparecía la famosa princesa.

Diana Frances Spencer, Princesa de Gales, conocida internacionalmente como Lady Di o la Princesa del Pueblo, por su apoyo a causas humanitarias, falleció en un aparatoso accidente automovilístico un día como hoy 31 de agosto del año 1997.  La noticia recorrería el mundo en minutos, pero al llegar al barrio Lotería todos los vecinos nos preocupamos sobre la reaccion de Sandra a tal noticia, pues era tal su admiración hacia ella que ya los vecinos no la llamábamos por su nombre sino por Lady Di.

De alma generosa como Diana, Sandra también hace lo que puede por ayudar a los vecinos.  No fueron pocas las veces que la vi compartir el litro de leche de su hija más pequeña con cualquier madre necesitada.

Ese 31 de agosto se nos fue una criatura única e irrepetible. A mí y a Sandra nos acompaña su espíritu. No son pocas las veces que descubro la dulce mirada de la princesa en mi pequeña perrita Poodle, de nombre Galaxia.

Aquí dejo mi modesto homenaje a Diana de Gales en el día de su muerte. Yo sé que Sandra, en este día, le pondrá flores.

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