Thursday, November 4, 2010

Observados

He cumplido una larga promesa, de las que abundan en mi familia y que hacemos por motivos inverosímiles. En diciembre llegará el día en que me cortaré el pelo y para entonces ya he buscado diferentes cortes de cabello.

En ese empeño busqué una foto del actor inglés Bern Barnes para mostrársela a mi peluquera, pues al final del año quisiera llevar el cabello como él. Lo que he conseguido es que a mi correo electrónico ahora me lleguen mensajes con ofertas de todo tipo para conocer personas... son tan risibles que a continuación las enumero: Love &seek-dating for christian singles, Asian singles by Elm -search leading asian singles dating, Speed date -tired of the dating scene?-try onli, Match -see profile of local singles in Hialeah... Es el colmo, ¿cómo me ubicaron? Quizás al actor britanico lo tienen de modelo en una de esas páginas y ahi metí yo el dedo, ahora saben hasta el lugar desde dobnde hice la búsqueda.

(Eso no basta, me escribo con una amiga psicóloga y a los pocos minutos, recibo correos preguntandome ¿está usted deprimido?, bla, bla, bla...

Un amigo fue cogido in fraganti a las 12 y 30 de la madrugada en el carro de su pareja que se encontraba de viaje por asuntos de trabajo. A los pocos días de su regreso, ella recibe una notificación de una multa de tráfico por el valor de $157, por causa de no haber parado en la luz cuando estaba en roja para hacer una derecha. En la notificación le informan la dirección del sitio en Internet donde se puede ver el video de su falta, y le adjuntan tres fotos con la matrícula del carro. Mi amiga quedó muy confundida, pues ese día ella se encontraba a millas de distancia del lugar. Claro, eso no había que resolverlo en corte sino en casa.

En ciertos puntos de la ciudad han puesto estas cámaras que te vigilan todo el tiempo, yo me aprendo de memoria los lugares donde las han instalado y no me da la gana de pasar por ahí. Tengo amigos que no usan los GPS por el simple hecho de no sentirse vigilados desde el satélite y madres que monitorean a sus hijos con esos aparatos.

Otra amiga me cuenta de avionetas plateadas sin ningún símbolo que las identifique, cuyo papel es sobrevolar la ciudad para detectar en las conversaciones por celulares ciertas palabras y a partir de ahí, monitorear la conversación.

Cuando entro en esos edificios en los que el guardia de seguridad controla el elevador, aprovecho y hago de las mías: lo que se me ocurra, lo mismo ejercicios yoga, que baile en puntas de El lago de los cisnes. Al salir noto la mirada risueña del tipo y me alegro de haberle hecho pasar un rato entretenido en su largo día de labor.

Ayer fue el colmo: al finalizar la competencia de disfraces en una celebración de Halloween, la moderadora advirtió de las camaras en los semáforos, en una fiesta donde solo se habia servido agua. 

La paranoia de la persecución está en todas partes, hasta los amigos más tranquilos y que nunca salen de su casa pues trabajan desde ellas, hablan en algún momento de lo controlados que estamos. Este es un tema del que no me gusta hablar en reuniones de amigos, pero cada día está más presente en la mente de las personas. Yo prefiero ignorar que están ahí. Ignorar que me observan y divertirme, que la vida es una sola y pasa muy rápidamente. Yo voy a mi aire, como me da la gana, nunca dejaría mi placer de sentirme libre y el placer de mi intimidad cuando camino, solo con mis pensamientos. Estoy seguro de que el dia en que puedan monitorear tambien los pensamientos, con los míos se van a divertir muchísimo.

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