Wednesday, September 15, 2010

Melancolía


Eran los años entre el 87 y el 89 y al escuchar aquella canción de Silvio Rodriguez era como si sintiera que en algun momento de mi vida hubiese estado en los lugares que él describia. Era como estar en un espacio desconocido, entre el suelo y la nada...
                       
Hoy viene a mi la damisela soledad
con pamela; impertinentes y boton
de amapola en el oleaje de sus vuelos.
Hoy la voluble senorita es amistad
y acaricia finalmente el corazon
con su mas delgado pétalo de hielo.


Yo era entonces apenas un jovencito de 18 años, que no imaginaba los tirones que me iba a dar la vida, las responsabilidades y los arrepentimientos. Estaba en el Servicio Militar y uno de mis compañeros, aficionado a la musica, andaba entre alarmas de combate y preparaciones militares siempre con su guitarra a cuestas, escribiendo canciones para el concurso de la OTI. Nunca seleccionaron ninguna de sus composiciones en aquellos tres años que duró el servicio, pero para nosotros su música era imprescindible. Recuerdo ahora un día, todos dentro de un camión herméticamente cerrado, de vuelta a la unidad, sudando la gota gorda... y yo pidiéndole que me cantara Oh melancolía.

Por eso hoy
gentilmente te convido a pasear
por el patio hasta el florido pabellón
de aquel arbol que plantaron los abuelos.
Hoy el ensueño es como el musgo en el brocal
dibujando los abismos de un amor melancolico
sutil, pálido cielo.


Han pasado los años y aún sigue viva en mí aquella melodia, que casi ya no se escucha. Pero yo la siento llegar a veces, lentamente... Invade mi cuerpo, mi corazón...

Viene a mi, avanza,
viene tan despacio,
viene en una danza
leve en el espacio

cedo me hago lacio.
y ya vuelo ave
se mece la nave,
lenta como el tul,
en la brisa suave
niña del azul.


La siento llegar y no la rechazo, la dejo entrar, la convido a pasear por los lugares que recuerdo y añoro, me hago lacio y no lucho... Me invade, a veces sin justificación; recorro muros, mares, torres iluminadas en el medio de la noche, vísperas de un cañonazo, el patio de mi casa, la mata de naranja, aquel puente que no quisiera recordar... La obligo a que me acompañe, sobretodo a esos lugares de arrepentimiento...
Me estremece, juega conmigo un poco y despues se marcha, dejándome cansado de tanto ir y venir.
                         
Oh melancolía, novia silenciosa,
intima pareja del ayer.
Oh melancolía, amante dichosa,
siempre me arrebata tu placer.
Oh melancolía, señora del tiempo
beso que retorna como el mar.
Oh melancolía, rosa del aliento,
dime quien me puede amar.


En la imagen: Melancolía, pintura de Eduard Munch.

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