Thursday, October 7, 2010

Reparar lo viejo, lo que se ha roto, lo que ha perdido valor

Recientemente conocí a Caridad. Llegué a ella, a través de una amiga para que me sacara de cierto apuro y sucedió que en el mismo instante de conocerla supe que me estaba encontrando con alguien que no es para que lo saque a uno de un apuro. Esta mujer pequeña, aparentemente de carácter fuerte, pero muy amable es una verdadera artista con las manos. Se dedica a restaurar cuanto objeto cae en sus manos, siempre y cuando ella descubra que represente algún valor espiritual para su dueño, ella lo toma en sus manos, lo examina y te dice: déjeme ver que puedo hacer con él.
Al día siguiente ya estaba en su casa con tres cuadros muy pequeños, que su dueña rescató de la humedad que los echaba a perder en una casa en la playa de Guanabo, perteneciente a su hermana y me los regaló a mí, con la condición  de que yo los preservara, pues eran de mucho valor sentimental para ella y no podría pagar el alto precio de la restauración. Me sentí muy halagado con aquel regalo y sobretodo alegre ya que me gustan las antiguedades y al conversar un rato con ella,  sin pensarlo dos veces le dije de llevarle los cuadros, ambos de marcos trabajados en madera y con  estampas españolas. En uno, una reproducción en miniatura de las meninas de Velázquez. Siempre tuve el miedo de que me fueran a salir muy caros (por lo que me había dicho Magalys, su dueña). Pero fue mucho más fuerte la tentación de querer arreglarlos y que lucieran en la pared y verlos todos los días.
Pasada una semana,  recibo una llamada de Cari y me dice que ya estaban los cuadros. Al preguntarle cual era el precio de la restauración ella rauda y veloz me dijo: son treinta pesos.
(Si desea arreglar algún objeto antiguo yo le pongo en contacto con Cari. Para los dos es una pasión restaurar lo viejo, lo que se ha roto, lo que ha perdido valor).

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