Tuesday, October 12, 2010

Hermanas de la Perpetua Indulgencia

A finales de los 90 a mi amigo Pablo se le metió en la cabeza la idea de crear un club lésbico- gay, que tuviese todo el orden jerárquico posible como para que funcionara correctamente y alcanzara los logros que se plantearan dentro del núcleo.

Él sería el presidente, por supuesto. A mí me tocaba la posición nada más y nada menos que de "embullo y propaganda". A mi amigo Alberto Luís y a mí aquella idea nos parecía el disparate más grande que habíamos escuchado en la vida. Éramos muy jóvenes y burlones por aquella época, y todavía lo somos.

Mi primer encuentro con un grupo organizado y certificado ocurrió en una ciudad llena de luces. Ellas eran unas criaturas raras con vestimentas de monjas, unas cofias muy grandes y artículos irreverentes pegados a sus ropas como dos puerquitos haciendo el amor. Ellas eran Las Hermanas de la Perpetua Indulgencia.

Las Hermanas de la Perpetua Indulgencia se describen como las monjas del siglo 21 para las lesbianas, gays y transgéneros. El primer convento de esta organizacion militante fue fundado en San Francisco, el 15 de abril de 1979. Tres años antes, tres jóvenes gays norteamericanos decidieron montar una nueva versión de la obra musical "El sonido de la música", que tiene como protagonistas unas  monjas, por lo que acudieron a un convento en San Francisco para pedir prestados los vestuarios. Las monjitas buscaron entre sus cosas, para regalárselas gentilmente, alegres de colaborar con ellos. Cuando terminaron las funciones los habitos fueron olvidados en una maleta, hasta que aquel dia de pascuas de 1979, aburridos en el barrio gay de San Francisco, los tres personajes recuerdan la existencia de la maleta, se visten nuevamente con los hábitos y se les ocurre ir de esa manera vestidos hasta la playa nudista, en la que causan gran revuelo, divirtiendo a todos los que allí se encontraban. De esa experiencia, nace el nombre de la congregación.

Por medio de la organización de  juegos de bingos, animaciones y sobre todo perseverancia, comienzan a juntar fondos para ayudar a los homosexuales a aceptarse y hacerse aceptar. En eso las sorprende, en 1981, la determinación del SIDA como una enfermedad y las declaraciones  que lo circunscribían a la comunidad homosexual. A los votos primeros de expiación de la verguenza estigmatizada y de la promoción de la alegría universal, se le sumó el tercero, de colaborar en la lucha contra la enfermedad y la ayuda a los enfermos, publicando entonces el primer folleto de prevención del que se tiene noción, el "Play Fair".

En 1987, aprovechando la ley que permite a cualquier ciudadano pedir se niegue el acceso al territorio norteamericano de una persona considerada peligrosa para su población, las hermanas solicitan al gobierno que impida la visita del Papa Juan Pablo II, al que juzgan de peligroso para los ciudadanos del país, debido a que éste se negaba a aceptar el uso de condones en las relaciones sexuales. Como el Papa sí fue recibido, las hermanas celebraron una misa al mismo tiempo que el Pontífice oficia la suya. Los canales de televisión del país se mataban para transmitir ambas misas. Después las hermanas hicieron varias manifestaciones en contra del Papa, incluido un exorcismo en plena Union Square. En respuesta el Papa las excomulga.

Las hermanas han crecido por todo Estados Unidos y actualmente constituyen una red organizada de órdenes que son, en su mayoría, organizaciones de caridad sin ánimo de lucro. También se dedican a dar  sevicios a la comunidad como advertir sobre los peligros de las drogas y promover el sexo seguro.

Existen ya diferentes conventos en diferentes países como Inglaterra, Irlanda del norte, Australia, Colombia, Uruguay, Chile, Suiza, Nueva Zelanda, Canadá, Alemania y Argentina.

Sus nombres los escogen sugiriendo promiscuidad o basándose en lo absurdo como: hermana Anita Mamada, entre otros mucho peores.

Ya quisiera ver yo a mi amigo Pablo vistiendo uno de esos atuendos. Pero la labor es noble, y noble es todo aquel que encuentre sus medios para ayudar al otro. Sean cuales sean sus métodos, en aquella hermana con la que hablé y a la que le vi nobleza reflejada en sus ojos debajo del blanco maquillaje, encontré ternura y sobre todo mucha alegría.

Pd: Para este artículo algunos datos fueron obtenidos de la Internet. Yo no soy un estudioso, solo un curioso que cuenta cosas e historias que nos pasan en ocasiones cuando atendemos bien a nuestro entorno. Ahí la respuesta al gran misterio que es la vida. En saber que no estamos solos.

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